En la antigüedad el poder del nombre o de ciertos nombres era fundamental, así se usan nombres mágicos para obtener un poder o el poder de lo nombrado. Básicamente, el nombre contiene la esencia mágica y tanto dioses como hombres u objetos existían desde el momento que eran nombrados, es decir, que poseían un nombre.

Conocer el nombre significaba tener poder sobre aquello que se nombraba, por ese motivo el nombre de los dioses era escondido, por ejemplo en el caso de los dioses sumerios ( e incluso olvidado al sustituirse por perífrasis como el nombre del Dios de Israel tal cuales “yo soy el que soy” “ El shaddai, Adonai, etc).

Para tener poder sobre un dios o un demonio había que conocer todos sus nombres, por ese motivo había dioses que tenían cien nombres diferentes (por ejemplo Osiris, según se especifica en el capítulo 142 del Libro de los Muertos). En los textos de las pirámides incluso se habla de un Dios cuyo nombre nadie conoce.

Tradicionalmente en la magia, existe el uso de nombres para obtener algo determinado o trabajar un área determinada de nuestro interior o nuestra evolución. Estos nombres mágicos o palabras mágicas (pues el uso de la palabra y su poder es imprescindible en las artes mágicas) en ocasiones parecen carentes de significado y hay que tener en cuenta la entonación exacta y las modulaciones (por ejemplo Abulafia habla de cantilar, cantar vibrando nombre de Dios, otros hablan del poder de la salmodia, o del efecto mágico al vibrar las palabras de una forma determinada como por ejemplo en el ritual menor del destierro del pentagrama).

El poder del nombre, las palabras de poder y la forma de pronunciarlas son pasos importantes en cualquier ritual e incluso en una meditación de un nombre divino (por ejemplo los relacionados con las 10 esferas o sefiras del árbol de la vida) ya que, como dice el Genesis: “En principio fue el verbo…”

Respecto a Yahve, el Dios de Israel; la magia hebrea tiene una fuerte creencia en que el nombre contiene la esencia, por ese motivo el nombre de Yahve se ha mantenido oculto. Si se conoce el nombre exacto ( y dado que Yahve es todopoderoso) se tendría acceso a una fuente de poder increíble. Este tabú hizo que se perdiera la pronunciación exacta del “Nombre”.

Aparte de tetagrama (yod, He, Vau, He), , se usa un nombre de 12 letras (básicamente los nombres de las tres primeras sefirot, ya que pertenecen al mundo de la emanación) , y uno de 42 (codificado en el famoso Aná Bejoaj).

Respecto a los 72 nombres de Dios, son permutaciones de tres letras codificadas en el Éxodo, en tres versículos del capítulo XIV, en el 19, 20 y 21. La primera vez que leí sobre esto fue en el Formulario de Alta Magia de P.V. Piobb, allí se explica como descodificar los nombres escondidos en los versículos.

Al añadir los nombres de IAH o EL, se accede al nombre de los genios, inteligencias superiores o ángeles que contienen el nombre de Dios, conocido como Shemasphoras. Aunque han sido muy conocidos en la magia y muy empleados, es ahora cuando se han hecho más conocidos.

Existen diferentes métodos para trabajar con estas energías. Pero eso será era el siguiente artículo…